Pelagia

Mares y seres marinos

...una gota en el ciberocéano

2.4.06

Galatea yeti, un crustáceo hirsuto

Kiwa hirsuta en vivo (Woods Hole Oceanographic Institution)

Cada año se describen centenares de nuevas especies marinas sin que ello despierte demasiado interés, salvo el de algunos especialistas y entusiastas en el mejor de los casos. Sin embargo una de las especies que recientemente se ha dado a conocer ha llamado mucho la atención. Hay quien le ha llamado “cangrejo peludo” (furry crab) o “langosta peluda” (furry lobster), pero sus descubridores prefieren llamarlo “cangrejo yeti” (yeti crab) o “galatea yeti” (galathée yéti), en referencia al abominable hombre de las nieves, que suele representarse cubierto de una larga pelambre.
Ejemplar recolectado y conservado (Ifremer / A. Fifis)

Este crustáceo fue descubierto en una surgencia hidrotermal a 2300m de profundidad, mil kilómetros al sur de la isla de Pascua, durante la expedición Easter Microplate (expedición a la microplaca de Pascua) en marzo y abril de 2005. La expedición estaba organizada por el MBARI (Monterey Bay Aquarium Research Institute) y contaba con la participación de cientificos de la institución francesa IFREMER (Institut français de recherche pour l'exploitation de la mer). Se pretendía explorar la posible existencia de barreras biogeográficas entre los organismos habitantes de fuentes hidrotermales en distintos puntos del fondo del Pacífico. Los trabajos se hicieron a bordo del buque oceanográfico Atlantis de la Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI), el cual es la nave nodriza del famoso submarino Alvin.
El Atlantis y el Alvin

Distribución conocida de Kiwa hirsuta

El nuevo cangrejo fue avistado en una de las inmersiones y capturado mediante la manga de succión (“slurp gun”) del Alvin el 22 de marzo de 2005. Lo que más llamó la atención de los recolectores fue que tenía las patas recubiertas de abundante pilosidad. Muchos crustáceos muestran mayor o menor número de pelos (técnicamente llamados setas) en los apéndices, pero lo especial de este caso era la cantidad y longitud de los mismos. En inmersiones sucesivas del Alvin se pudieron observar más ejemplares de la misma especie y filmar algunos de ellos en su hábitat.
Una galatea yeti en su hábitat (Woods Hole Oceanographic Institution)

Ya de vuelta, los biólogos Michel Segonzac, de IFREMER, y William Jones, de MBARI, se pusieron en contacto con Enrique Macpherson, investigador español del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC) para identificar el raro espécimen. Pronto quedó claro que se trataba de una especie desconocida para la cual había que crear un nuevo género, para éste se adoptó el nombre Kiwa, que correspondería a la diosa de los mariscos en la mitología polinesia (aunque otros discuten el sexo y las atribuciones de la divinidad); la especie ha recibido el nombre de Kiwa hirsuta, en referencia a su característica más llamativa. Aquí puede leerse [pdf] su descripción, publicada en la revista Zoosystema por los tres autores mencionados.
El cangrejo peludo ha resultado estar emparentado con los sastres o galateas, unos crustáceos bastante conocidos, aunque es lo suficientemente distinto como para, además de merecer un género propio, haber sido clasificado también en una nueva familia creada expresamente para él, la familia Kiwaidae. En todo caso parece apropiado darle el nombre común de galatea en castellano, mejor que cangrejo o langosta.
Se trata de un animal de unos 15 cm de longitud, con los ojos reducidos a un resto membranoso sin pigmento y por lo tanto carente de visión, cosa que no sorprende en un organismo que habita un mundo sin luz. Adheridas a las setas (pelos) de las patas crecen numerosas colonias de bacterias filamentosas oxidantes del azufre, típicas de las fuentes hidrotermales. A partir de observaciones realizadas in situ desde el Alvin y de sus características anatómicas, se le considera un carnívoro carroñero generalista, como la mayoría de sus parientes, aunque probablemente estas bacterias forman parte de su alimentación como complemento nutritivo.
Si bien se trata de un animal ciertamente curioso, no constituye precisamente el descubrimento del siglo y probablemente entre las especies recientemente descubiertas podríamos encontrar algún organismo igualmente interesante. Tanto es así, que cuando el hallazgo fue notificado en forma de “comunicado breve” a las revistas Science y Nature, ambas rechazaron publicarlo por falta de interés. Pero lo que a unos deja indiferente, puede llamar la atención de otros y así ha ocurrido en este caso, para sorpresa del mismo Michel Segonzac, descubridor de la especie.
Michel Segonzac sostiene un ejemplar

La noticia rechazada por las revistas especializadas encontró acomodo en la prensa generalista y a partir de ahí en los noticiarios de medio mundo y por supuesto en internet. La red ha sabido sacarle bastante jugo al evento y así nos hemos encontrado con variados enfoques del asunto que van de lo filosófico a lo cómico [video] y a lo decorativo.
La bola empezó a rodar el 24 de febrero con un artículo en la revista de divulgación Le Marin que incluía una foto de la galatea. La semana siguiente apareció una nota breve en Le Figaro y se dio la noticia en varias cadenas de televisión francesas. Al día siguiente la BBC se hizo eco de la noticia y poco después National Geographic y Discovery Channel solicitaban imágenes del famoso cangrejo peludo. La noticia siguió propagándose por el papel, las ondas y la red, y el día 12 de marzo ya había un artículo en la Wikipedia. Un día después, incluso Nature decidió hacerse eco por fin del hallazgo.
Todo esto lo relata el propio Segonzac en un memorándum [descargar] que comenta entre asombrado y divertido cómo sus colegas biólogos estadounidenses no entienden qué ha pasado ya que nunca consiguen que los medios de su país recojan sus descubrimientos de especies nuevas.